18 junio 2019

Caso Alcásser: la serie de Netflix es una manipulación brutal para desacreditar la corriente que más se ha acercado a la realidad de lo que ocurrió. Especialmente miserable el documental hacia las figuras de Juan Ignacio Blanco y Fernando García. Los oscuros dominan el escenario


Nuestra época visita Alcácer

Para quien viviera en Valencia y tuviera en 1992 la edad de las tres niñas, el caso Alcácer no puede ser un caso más.
La atmósfera ominosa de esos días es inolvidable. La inquietud, la conmoción de pronto al encontrar los cadáveres. Era algo distinto. Algo había cambiado.
Cada cierto tiempo, una vez al año o así, empleo una noche de insomnio en leer cosas sobre el caso. Me abandono a la conspiranoia, quizás. Me inquieta y me obliga a recordar. Todavía me inquieta. Y esto que me pasa le sucede a mucha gente. Por eso no puedo aplaudir el documental de Netflix sobre el caso Alcácer, cuyo resultado me parece peor que insuficiente.

No es un reportaje sobre el caso Alcàsser, para empezar, es un reportaje sobre el fenómeno Alcàsser. Recibe más atención Nieves Herrero o Juan Ignacio Blanco que muchos aspectos fundamentales del sumario. Pero ni siquiera la importancia social del caso está vista en su profundidad. Ni siquiera capta lo que fue un crimen que se produjo entre los fastos del 92 y la crisis del 93 como un cambio en el ánimo del país. Un crimen justo al final de la ruta del bakalao, que cerraba esa época en que los niños jugábamos en los recreativos junto a individuos de todo tipo. Me veo entre esos niños vestidos con cazadoras vaqueras en los recreativos Zass.

Pudo ser el fin de una época. Un crimen después de una década de drogas que dejó en España un lumpen característico, en el contexto de unos años en los que el milenarismo despertó en algunos lugares del mundo una pulsión satánica. Alcácer es una cicatriz en la historia reciente del país. Una cicatriz o una herida abierta. Es mucho más que amarillismo televisivo. Por eso, entre otras cosas, el documental es muy decepcionante.


La maravillosa y honesta geopolítica de EE.UU.



En un movimiento que sorprendió exactamente a cero personas, el Secretario de Estado Mike Pompeo no ha perdido el tiempo en culpar a Irán por el daño causado a dos buques en el Golfo de Omán el jueves, y ha citado exactamente ninguna evidencia.

pompeo

"Esta evaluación se basa en la inteligencia, las armas utilizadas, el nivel de experiencia necesario para ejecutar la operación, los recientes ataques similares de Irán contra el transporte marítimo y el hecho de que ningún grupo sustituto que opere en la zona tiene los recursos y la capacidad para actuar con un grado tan alto de sofisticación", dijo Pompeo a la prensa en un comunicado.

"Estados Unidos defenderá sus fuerzas, sus intereses y se mantendrá junto a nuestros socios y aliados para salvaguardar el comercio mundial y la estabilidad regional. Y hacemos un llamado a todas las naciones amenazadas por los actos de provocación de Irán para que se unan a nosotros en ese esfuerzo", concluyó Pompeo antes de marcharse precipitadamente de allí, respondiendo exactamente
a cero preguntas.

Aquí hay siete razones para ser extremadamente escéptico sobre todo lo que dijo Pompeo:

1. Pompeo es un conocido mentiroso, especialmente cuando se trata de Irán

Pompeo tiene
un historial bien establecido en hacer circular mentiras descaradas sobre Irán y sobre el comportamiento del gobierno iraní, y recientemente le dijo a su audiencia en la Universidad de Texas A&M que cuando dirigía a la CIA: "Mentimos, engañamos y robamos. Teníamos cursos completos de entrenamiento."

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17 junio 2019

Un avance internacional para erradicar una de las muchas aberraciones que sufren los animales a manos de los ¿humanos?



Canadá prohíbe el cautiverio de ballenas, delfines y marsopas

El veto se aplicará también a la exportación e importación de los cetáceos, así como de sus embriones y esperma, salvo para fines científicos.

Una orca en el Marineland de Niagara Falls.
Una orca en el Marineland de Niagara Falls. Getty

10 junio 2019

El lado oscuro de la inmigración musulmana. No hay que esconder la cabeza como las avestruces por miedo a ser tachado de racista. La verdad hay que afrontarla y hay una bolsa importante de inmigración/refugiados musulmanes que choca con nuestros valores/principios occidentales



Rebecca Sommer: “Los ‘refugiados’ musulmanes consideran a las mujeres occidentales rameras y las cooperantes silencian los abusos que sufren”

Rebecca Sommer.
Redacción.
“El abuso sexual de voluntarias ocurre todo el tiempo, pero ninguno de nosotras ha denunciado tal caso a la policía porque ninguno de nosotras quería ser visto como un oponente de refugiados y causar problemas para el centro”. El testimonio es de Rebecca Sommer, una activista a favor de la inmigración, a la que la experiencia la ha cambiado por completo, hasta el punto de que esta esclarecedora entrevista a una publicación polaca es el anuncio de su decisión de emigrar a Polonia porque considera perdida a Alemania.

Este es un punto central de la denuncia, las voluntarias que tratan con emigrantes musulmanes ocultan las agresiones sexuales que sufren y que, a veces, terminan en violación y asesinato. Por toda Europa se ha extendido este silencio que es preciso romper. De manera generalizada, los musulmanes acogidos, y que viven del contribuyente, consideran a las mujeres occidentales, infieles y “rameras”.


SIGUE LEYENDO: http://ramblalibre.com/2019/06/07/rebecca-sommer-los-refugiados-musulmanes-consideran-a-las-mujeres-occidentales-rameras-y-las-cooperantes-silencian-los-abusos-que-sufren/#.XP1D5Kewvow.facebook





MÁS INFORMACIÓN EN EL SIGUIENTE ARTÍCULO:


https://rafapal.com/2019/06/10/entrevista-a-educadora-social-alemana-cuenta-la-realidad-sobre-los-refugiados-procedentes-de-paises-musulmanes/



Los Zoológicos, esos campos de concentración asumidos por toda la sociedad. Si hay argumentos conservacionistas para que existan al menos que reúnan las condiciones mínimas de dignidad y espacio y eso conllevaría la desaparición de la mayoría de los zoos y la reforma parcial o integral de los que quedasen. ¿A alguien en su sano juicio le parece normal que los delfines que recorren 100 km al día se vean confinados durante décadas en una pecera como la del Zoo de Madrid?



Los delfines del zoo de Madrid, bajo la sombra del maltrato

El Seprona acepta una denuncia basada en un informe veterinario sobre el estado de nueve cetáceos


Viernes por la tarde en el Zoo Aquarium de Madrid. Tres monitores en trajes de neopreno se mueven al ritmo de la música mientras una voz femenina narra por megafonía las delicias de los delfines. Lo listos que son. Cómo se mueven. Su anatomía. Su eterna sonrisa. Los peligros que les acechan en el exterior. Entonces la voz pide silencio. "¿Lo oís?". Los sonidos agudos que emiten los animales provocan el aplauso de los niños acompañados por sus padres. Los delfines son graciosos. Divertidos. La voz femenina sigue con su explicación acerca de la “inteligencia extraordinaria” de los nueve animales.

Tras una hora de espectáculo, se apaga la música. La voz despide a los visitantes y los delfines se sumergen en su piscina semicircular, donde viven las 24 horas del día. Los delfines se retiran con su eterna sonrisa. Pero aunque estén tristes, no lo parecerán: un informe veterinario presentado como denuncia al Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil concluye que los nuevos delfines del zoo de Madrid están enfermos, sufren problemas oculares y dos de ellos (Laia y Guarina) tienen lesiones cutáneas.