QUÉ GRANDE SOS. Perón y los EEUU… de Suramérica
“Las Américas” y aquel ABC de Perón
Según el historiador uruguayo Carlos Machado, cuando en febrero de
1946 Perón ganó los comicios presidenciales, con 53 por ciento de los
votos, escribió a su amigo Luis Alberto Herrera, líder popular de los
“blancos” de Uruguay (Partido Nacional) : “Hay que realizar el sueño de
Bolívar. Debemos formar los Estados Unidos de Sudamérica”.
Propuesta que más de medio siglo después retomaría Hugo Chávez con la
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba). Sin
embargo, a diferencia del jefe de la revolución bolivariana, Perón tuvo
que remar en soledad: contra las potencias hegemonistas que se habían
repartido el mundo de posguerra, y contra los poderes internos que se
alineaban con el “panamericanismo” impuesto por Washington (OEA, 1948), o
abrían el paraguas si llovía en Moscú.
El senador peronista Diego Luis Molinari recorrió el continente
llevando las propuestas unificadoras de Perón: un mercado común, una
banca común, una sola moneda común y una ciudadanía común para todos
los americanos. Y como no hay historias sin guiños, entre los
beneficiados del proyecto “continentalista” de Perón figuraba un
combativo dirigente estudiantil de 22 años, que con el tiempo daría que
hablar: Fidel.
Los fundamentos doctrinarios y geopolíticos de la Argentina peronista
empezaron con propuestas de unión económica y política a Chile y Brasil
(proyecto ABC, 1953).
De puño y letra, Perón planteó:
1. Avanzar por el camino de la persuasión popular que permita superar
mentalidades localistas de profundo arraigo, e influir en los pueblos
más que en los gobiernos, pues éstos se cambian como se cambian de
camisa… En cambio, en los pueblos está lo permanente.
2. Un curso de acción de esta naturaleza entraña mayores
dificultades, e implica lentitud. La unión no puede ser impuesta por la
fuerza. Debe lograrse por la acción política…sin sueños fantásticos de
hegemonías, de mando y de dirección.
3. El proyecto de unión debe distinguir entre unión y unidad. La
unión se realiza entre unidades nacionales… Y la unión entre naciones
exige que se trate de naciones libres, justas, soberanas.
4. Argentina sola no tiene unidad económica; Brasil solo, tampoco;
Chile igual. Pero estos tres países, unidos, cuentan con la unidad
económica más extraordinaria del mundo entero, sobre todo para el
futuro, porque estos son países de reserva del mundo.
5. Tenemos un gran peligro por delante. La historia de la humanidad
muestra que las grandes potencias, cuando necesitan bienes que no poseen
o que se les agotaron, van en su busca y los consiguen por las buenas o
por las malas.
6. La obstinación en levantar fronteras ideológicas no hace sino
demorar el proceso, y aumentar el costo de la construcción de la
sociedad mundial… Los países han de unirse progresivamente con base en
la vecindad geográfica, y sin imperialismos locales y pequeños.
La concepción estratégica del ABC despertó las furias de los
demócratas “sin adjetivos”. En Uruguay, la prensa hablaba de
“imperialismo justicialista”. En Brasil, el canciller Joao Neves de
Fontoura (enemigo de Getulio Vargas) dijo que su país estaba contra los
pactos regionales, y que éstos significaban “la destrucción del
panamericanismo”. Y en Chile, Perón fue acusado de buscar la “anexión”, a
lo que el presidente argentino respondió: “Estoy dispuesto a que Chile
se anexe a la Argentina. Lo principal es la unidad… Que me digan si hay
razones para mantener desunidos a Chile y Argentina”.
Con el suicidio de Vargas (1954) y el derrocamiento de Perón (1955),
el proyecto ABC pasó a la historia. A partir de allí, entre la
Alalc/Aladi (1960/80), y el ingreso de México al tratado de libre
comercio con Estados Unidos y Canadá (1994), los pueblos de nuestra
América padecieron, exponencialmente, la “magia del mercado”:
crecimiento económico sin desarrollo social. Y, por sobre todo, los
estragos de la desunión.
Décadas después, con la revolución bolivariana, el espíritu del ABC
tomó cuerpo en un contexto mundial radicalmente distinto al de su época.
Alianzas económicas, mecanismos de integración, cooperación y
entendimiento político, que irrumpirían con el Mercosur (1991), Alba
(2004), Petrocaribe (2005), Unasur (2008), Celac (2010).
El logro mayor de este proceso tuvo lugar en la cuarta cumbre de las mal llamadas “Américas” (2005), cuando el viejo proyecto de “libre comercio” (o ALCA, cuya primera manifestación data de 1885) fue radicalmente cuestionado por los presidentes Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Luiz Inacio Lula da Silva.
En 1889 y 1890, el ALCA estuvo cerca de concretarse. Pero no sucedió por la oposición del gobierno argentino, que a través de su delegado, Roque Sáenz Peña, manifestó: “Tratar de asegurar el comercio libre entre mercados carentes de intercambio sería un lujo utópico y un ejemplo de esterilidad”.
Palabras que José Martí celebró, advirtiendo que, en tal caso, “…tendría que declararse por segunda vez la independencia de la América Latina, esta vez para salvarla de Estados Unidos.
http://www.jornada.unam.mx/2015/04/08/opinion/013a1pol
FUENTE: http://pajarorojo.com.ar/?p=15700
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