28 octubre 2014

Frank de la Jungla, un compatriota español necesita ayuda urgente. Su valentía y coraje defendiendo a los animales en Tailandia lo está pagando caro y las mafias se han vengado. ¿Qué va a hacer el Estado español? Que Felipe VI demuestre que puede servir para algo su posición


Dramática CARTA AL REY DE ESPAÑA de Frank de la jungla
25 de octubre a las 11:30h.

Estimado Señor;
Le escribo esta carta aquí, porque sé que será la única vía que le llegue seguro. No pretendo más que llegar a Usted de alguna manera y en 2014, la manera más segura de que llegue una carta a su destinatario… son las redes sociales.

No le escribo como Frank de la jungla, ni como Wildfrank...Mi nombre es Frank Cuesta. Francisco Javier Cuesta Ramos con pasaporte español AAH538191. Le escribo esta carta para pedirle ayuda, o simplemente para que tenga conocimiento de la situación en la que mi familia y yo mismo nos encontramos hace algún tiempo.

Podría entrar en muchos detalles, pero básicamente he de decirle que Yuyee (ciudadana Tailandesa), la madre de mis hijos Sarit Félix Cuesta Sriprayoon con pasaporte español XDA228698 , Saharit Francisco Cuesta Sriprayoon XDA231035 y Saranta Serafina Cuesta Sriprayoon XDA231034, se encuentra en una cárcel Tailandesa desde hace casi cinco meses.

Su condena oficial es de 15 años de prisión por tráfico de 0.251 gramos de cocaína (un cuarto de gramo). Se la detuvo en unas circunstancias “raras” y se la juzgo en unas circunstancias más raras aun.
Desde el año 2011 hemos tenido presiones por destapar y mostrar públicamente (incluyendo en televisión) a redes de tráfico de animales y abuso. En su momento incluso un secretario de la embajada de Tailandia en España me dijo que o cesaba en las denuncias sobre abuso animal, o mi familia podría tener problemas…curiosamente a partir de esa conversación y durante dos años se me negó la visa en dicha embajada en Madrid; más curioso aun es que durante ese tiempo y gracias a nuestro programa de televisión les hacíamos la mayor publicidad para el turismo en Tailandia.

En el año 2012 pararon a Yuyee en el aeropuerto y la detuvieron acusándola de llevar 0.005 gramos de cocaína (5 miligramos). Se realizó un test de orina que dio “negativo” a cocaína. Me negué pagar la cantidad que nos pidieron en ese momento (10,000E), así que la acusaron de llevar 5 miligramos de cocaína para consumo propio. Tanto en el aeropuerto como en la comisaria se realizó ese atestado. Pagué la fianza de 250 euros y se fue a casa con sus hijos, sabiendo que aunque fuésemos a juicio, no se la podría condenar a nada por una droga “inexistente”.

Un año más tarde fuimos a juicio y al llegar se nos informó que la droga por la que estaba acusada eran 0.251 gramos. Es decir que la droga había aumentado 50 veces, hasta un miligramo por encima del límite del cuarto de gramo. Ya no se la acusaba de posesión, sino como “narcotráfico”. El análisis de orina había desaparecido, yo no pude testificar (ya que curiosamente yo fui la persona que pidieron que fuera al aeropuerto cuando la detuvieron) y la droga según ellos se destruyó en el análisis, así que no había constancia. Al final de ese “juicio” fue condenada a 15 años de cárcel y una multa de 30,000 Euros por traficar con un cuarto de gramo de cocaína.

Desde hace más de cuatro meses vive en la peor cárcel de Tailandia para mujeres, no le tengo que exponer las condiciones de vida porque supongo se las puede imaginar… sin poder poseer nada propio, durmiendo en el suelo con otras 60 mujeres y sin poder abrazar a sus hijos mayores (11 y 8 años), porque no se le está permitido tener contacto con nadie, más que a través de un cristal. No ha visto a nuestra hija pequeña de 4 años desde que ingreso en prisión por ser demasiado joven. Y lo peor de todo es que esta situación está afectando a nuestros hijos de una manera brutal.

Como le digo, esta es una situación en la cual hemos intentado durante casi 5 meses hacer todos los trámites legales posibles, pero claramente hay alguien que ha decidido que Yuyee se pudra en la cárcel. Mi hijo el mediano “Zorro” tiene un grave problema cardiaco por el que ha tenido ya dos operaciones y son dos veces que ha terminado en el hospital por arritmias desde que su madre ingreso en prisión; hoy la segunda, con lo cual he decidido escribirle esta carta a usted desde el hospital. Hemos presentado informes médicos porque Zorro necesita cuidados y sobre todo tranquilidad. Hemos presentado avales, ofrecido posibilidad de pagar nosotros por una pulsera electrónica, arresto domiciliario con collar electrónico y no se ha concedido libertad condicional porque según “EL JUEZ” si la sacan de la cárcel para estar con sus hijos…se escaparía. Es decir que está en el mismo régimen que cualquier “narcotraficante”.

Yuyee es una gran madre y una gran persona y no se merecen ni mis hijos ni ella estar pasando por este trance y de esta manera. La razón por la que le escribo directamente es porque he mandado 3 cartas al ministerio de asuntos exteriores y no he recibido respuesta. La embajadora de España en Tailandia no ha tenido un minuto para llamar por teléfono y preguntar cómo se encuentran los tres niños españoles hijos de Yuyee. Esta última frase la escribo con “rabia” porque no se imagina Usted la cantidad de veces que se me ha llamado en los 18 años que llevo viviendo en Tailandia, para jugar al tenis o tomar un café y hacerme una foto con el famoso de turno que venía. Y aunque sé, que es un reproche “tonto”; me hubiera dado un poco de esperanza y sobre todo ánimo, que la embajadora de mi país, hubiera sacado un minuto de los 200,000 minutos que mis hijos llevan sin poder abrazar a su madre…para llamar e interesarse personalmente de cómo estan. Sé que no es para lo que está aquí…pero somos “personas” antes que números de pasaporte.
Como le digo, Usted es el último recurso que me queda antes de que Yuyee se quite la vida en la cárcel, que lo hará. Digo esto, porque ella sabe cómo están sufriendo sus hijos. Es algo que yo no puedo controlar pero sé que lo hará para que sus hijos puedan seguir con su vida sin la angustia diaria que están sufriendo. Ya tuvimos que pasar la muerte de nuestro hijo Zipi y si esto sigue así, Dios no quiera que le pase algo a “Zorro”.

Es un país con gente maravillosa pero como en todos lados…hay malnacidos. Ahora, como se dice vulgarmente, nadie se quiere comer el marrón de la condena de Yuyee y nadie toma la decisión de revisar el caso, especialmente por la situacion politica Todo el mundo sabe que este, es otro de esos casos que solamente pueden ser “eliminados” por indulto sin que nadie sea salpicado.

Yo no tengo acceso a las instancias mas altas del pais, pero Usted tiene acceso directo por su posición como “Rey” de España. Con una llamada interesándose por este caso, no habría lugar a otra solución para limpiar esta “vergüenza” que concederle el indulto o la revision inmediata del caso y dejarla que se fuera a su casa con sus hijos. Un indulto en este país, es una llamada directa a los malos para decirles…a esta persona ya NO. Esto es lo que le pido; una llamada y aunque supongo que es algo bastante absurdo de pedir y de esta manera, por hacerlo no pierdo nada. Que por que lo hago a través de las redes sociales? Porque veo que si no lo hago así, jamás le llegaría esta petición y esta situacion no pasa por tiempos burocraticos.

Sé que esta carta de alguna manera u otra llegara a sus oídos. La escribo como mi última opción y desde una situación de desesperación. Yuyee es la madre de mis hijos y es una buena persona que me ha ayudado muchísimo en la lucha contra el abuso animal. Incluso estando divorciados lucharé por ella porque es la madre de lo que más quiero en este mundo y esta injustamente pagando una venganza que realmente no sabemos con certeza de donde viene. Como le digo, esta es mi última opción y no exijo nada. Simplemente, que si esta carta llega a sus oídos, que llegará y no puede hacer nada, al menos le diga a alguien que escriba de vuelta para decir que no puede hacer nada y de ese modo, seguiré luchando de otra manera, buscando otras vías o simplemente desistiré.

Sé que esta no es ni la forma ni la manera de escribir a un “Rey” y si cree Usted que no tiene razon de ser hacerlo, le pido disculpas, pero si no fuera por el sufrimiento de mis hijos, no le escribiría ni a Usted ni a nadie.

De antemano, gracias por su tiempo.
Frank Cuesta

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