El desastre económico actual era predecible
Este artículo señala que la crisis tan profunda de la economía española (incluyendo la catalana), con el des empleo mayor que haya existido hasta ahora, era fácilmente predecible, como alertamos algunos autores ya desde el inicio de la crisis. Las políticas neoliberales con recortes del gasto público, incluyendo el social, y disminución de los salarios, están creando un problema enorme de falta de demanda doméstica, que no puede resolverse a base de mayor endeudamiento, resultado de la carencia de crédito, este último consecuencia, a su vez, de la enorme concentración de las rentas de capital y su excesivo crecimiento a base de inversiones especulativas.
Unos pocos hemos estado diciendo desde que se inició la crisis que las políticas públicas que se están aplicando durante estos años de recesión son profundamente erróneas y están llevando a los países de la Unión Europea (y muy en especial a los países de la periferia de la Eurozona) al desastre. Como era predecible, los hechos que están ocurriendo, con el mayor incremento del desempleo conocido hasta ahora, están mostrando que, por desgracia, llevábamos razón.
En realidad, el problema con el que nos enfrentamos es fácil de entender y de resolver. Hoy el sector privado de la economía está paralizado o en declive debido a la falta de demanda y a la escasez de crédito para que las empresas y las familias puedan invertir y/o consumir. La evidencia de ello es clara, robusta y abrumadora. Ante esta situación, el único sector que puede estimular y hacer crecer de nuevo a la economía es el sector público. Así se salió de la Gran Depresión a principios del siglo XX en EEUU y en Europa. En EEUU, la Administración Roosevelt aumentó la inversión y el gasto público de una manera muy notable, acentuándose incluso más con el inicio y posterior desarrollo de la II Guerra Mundial. En Europa fue este mismo conflicto el que creó un gran aumento del gasto e inversión públicos, que resolvió el problema de la Gran Depresión.
Algo parecido ocurrió después de la II Guerra Mundial cuando se creó una Gran Recesión que fue resuelta mediante una gran inversión y crecimiento del gasto público, estimulados por el Plan Marshall. Y ahora, cuando estamos ya en Recesión, camino de la Depresión, en lugar de aumentar la inversión y el gasto público, los gobiernos de los países de la Unión Europea, y muy en particular los periféricos de la Eurozona (incluyendo España), que tienen mayores dificultades, están recortando el gasto público, lo cual es una enorme estupidez (y no hay otra manera de definirlo).
Esta estupidez se está justificando con el argumento de que la crisis la ha generado el excesivo gasto público, particularmente el gasto público social (que ha proveído una supuestamente excesiva protección social), y unos salarios demasiado altos que han hecho a los trabajadores poco competitivos. De ahí que las soluciones que se derivan de esta explicación consistan en recortar el gasto público, y muy en particular el gasto público social, y bajar los salarios a fin de hacer a la economía más competitiva. Es esta mayor competitividad, con aumento de las exportaciones, la que –se nos dice- nos sacará de la recesión. Y como muestra del éxito de estas políticas públicas se señala la disminución, cuando no eliminación, del sesgo negativo de nuestro comercio exterior. En todos los países que se están aplicando estas políticas, los datos que se utilizan muestran que la balanza comercial se está equilibrando: es decir, las importaciones y las exportaciones están igualándose.
Pero tal argumento está apoyado en un supuesto falso. El equilibrio entre importaciones y exportaciones se debe primordialmente al descenso espectacular de las importaciones, en lugar de un gran aumento de las exportaciones, y ello como consecuencia del colapso de la demanda interior.
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