Hoy mismo, mientras almorzaba, me dispuse a ver el programa de Cuarto Milenio emitido el pasado 6 de Marzo, y me sorprendió bastante ver el primer tema que tocaron: las tormentas solares. Este fenómeno ya lo conocía desde hace varios años, de hecho recuerdo haber escrito algo sobre ello en algún que otro trabajo en 3º de la ESO (ya ha llovido desde entonces). Durante el reportaje se llegó a una conclusión que me impactó bastante, lo que me llevó a parar de ver el programa y a ponerme a teclear en el ordenador, pues podría ser una afirmación catastrofista sin base científica alguna, pero no me fue muy difícil encontrar artículos que afirmaban exactamente lo mismo. En este Blog, seré yo el que os ponga en situación, e intentaré explicarlo todo sin demasiada palabrería.
Para empezar, una tormenta solar, a pesar de lo que pueda llevar a pensar, es muy común. Nuestro planeta recibe una aproximadamente cada 11-15 años, mientras que varias llamaradas solares tienen la costumbre de visitarnos semanalmente. Éstas no nos abrasan gracias a la magnetosfera, una especie de escudo protector magnético que posee la Tierra, y el único efecto que dejan tras de sí son esas preciosas auroras boreales en los polos, que no son más que un juego de luces que resultan de la acción magnética.
Entonces, si todo es tan normal, ¿para qué crear esta entrada? Bueno, al igual que sucede con los terremotos, que se miden mediante el uso de la escala de Richter, las tormentas y las llamaradas también poseen su propia medida. Si una poderosa tormenta nos impactara de lleno, seguiríamos estando protegidos de la aniquilación gracias a esa barrera natural que posee nuestro planeta azul, pero nuestras redes eléctricas pagarían el pato. Una tormenta o solo una llamarada de grandes dimensiones podría colapsar completamente todos los sistemas que dependen actualmente del uso de energía eléctrica, es decir, prácticamente todo. Y no solo eso, la enorme energía del fenómeno haría peligrar sistemas tan delicados como pueden ser los que podemos encontrar en las centrales nucleares.
Por un fallo de refrigeración, se produjo el accidente nuclear más grave de la historia: el de la central nuclear de Chernóbil. ¿Qué creéis que pasaría si todo el sistema se viera sobrecargado por una enorme cantidad de energía? No hay que ser muy listo.
Y todo esto no son suposiciones ni meras teorías: ya pasó una vez. En 1859 nos encontramos con la tormenta solar más poderosa de la que tenemos noticia, la que se conoce como "Evento Carrington", nombre que hereda del astrónomo que se ocupó de su medida, Richard Carrington. Ya en ese entonces, cuando el mundo no dependía precisamente de la energía eléctrica para sobrevivir, esta tormenta fue responsable de que el sistema de telégrafos se viera colapsado en cuestión de segundos, produciéndose además numerosos incendios debido a que muchos de éstos llegaban a prender o incluso explotar. Si la tormenta pudo ocasionar eso solo con la red de telégrafos, ¿qué no haría hoy?
Y ahora es cuando debemos empezar a preocuparnos. La actividad solar atraviesa ciclos de máximos y mínimos, pero con la particularidad de que siempre sigue un gráfico ascendente, cosa lógica teniendo en cuenta la edad de la estrella. El "Evento Carrington" tuvo lugar en un período de máxima actividad solar, y a partir de ese suceso comenzamos a entrar en el período de actividad mínima. Pero desde hace unos años, el ciclo ha comenzado de nuevo, encontrándonos una vez más en el período de máxima actividad, razón por la cual últimamente se ha estado observando que la superficie del sol se encuentra cada vez más violenta, con un mayor número de llamaradas y de manchas solares.
Esto ya es visible: en el pasado mes de Febrero, concretamente durante la semana de San Valentín, el Sol liberó una "Llamarada X" (entendiéndose "X" como la máxima medida dentro de las escalas de llamaradas), sin embargo no llegó a impactar directamente con nuestro campo magnético debido a una posición fortuita de nuestro planeta, digamos que nos pasó de refilón (y aún así, se observaron auroras boreales de anormal intensidad). De haber acertado con el blanco, todos nuestros sistemas eléctricos podrían haber sucumbido.
La comunidad científica informa de unas enormes manchas solares que pronostican una majestuosa tormenta solar que tendrá lugar aproximadamente durante el mes de Noviembre de este año 2011. Muchos están siendo los que están relacionando esto con esos cambios apocalípticos que se dice tendrán lugar en 2012.
A favor o en contra de esas teorías sobre el fin de nuestra era, este tema ha de considerarse con seriedad, pues es real e inevitable. Una tormenta solar nos va a pasar por encima, queramos o no, lo creamos o no.
Esto no significa el fin del mundo, pues el campo magnético nos protegerá. El problema es que, de no hacerse nada al respecto, para recuperarnos tecnológicamente nos haría falta de 5 a 10 años, lo que en términos económicos se traduce en trillones de dólares, mil veces más de la inversión que supuso el huracán Katrina.
¿Qué se puede hacer? Existe un plan de desarrollo para un sistema de alerta que permitiera apagar todos los sistemas antes de la catástrofe, pero no ha sido llevado a cabo hasta ahora debido al escepticismo, a la mentalidad del "puede que nunca pase". Pero como todo, esto va a acabar pasando, si la predicción falla y no es este año, será el siguiente, o el siguiente, pero es natural que suceda, siempre ha sucedido, forma parte de la vida de nuestra estrella. El problema es que en muy pocos años hemos creado un ambiente apocalíptico ideal, en el que la acción de una tormenta solar tiene dimensiones nunca antes conocidas, sumado al hecho de que éstas son, por su propia naturaleza, cada vez de mayor intensidad.
Las tormentas solares están formadas por varias ondas de choque, como los tsunamis. La primera onda nos llegaría en unos 8 segundos y sería imposible prepararnos, pero las consiguientes, las formadas por extraordinarias cantidades de plasma, no impactan con nuestro campo magnético hasta pasadas unas 3-5 horas, tiempo que podría aprovecharse para el apagón general.
Todo depende de los grandes gobiernos. Hacer algo y salvar nuestras tecnologías, o dar la bienvenida a una nueva Edad de Piedra, algo que daría la vuelta al mundo: los países subdesarrollados emergerían, mientras que los desarrollados se hundirían en la miseria e incluso en la muerte. Y esto último lo digo centrando mi atención en esas centrales nucleares y bases de misiles que dependen de la energía eléctrica para funcionar.
Fuentes:
Oficialmente, la fuente es un informe extraordinario financiado por la NASA y publicado hace menos de un año por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS).
Podéis ver esos informes en la página oficial de la NASA:
http://www.nasa.gov/home/index.html
Uno de ellos es el siguiente:http://www.nasa.gov/vision/universe/solarsystem/10mar_stormwarning.htmlhtml