31 julio 2019

Una visión del recientemente fallecido Juan Ignacio Blanco llena de ternura que perfila a la perfección la plantilla existencial de un ser humano excepcional. El final es el principio, ¿verdad Juan? Gracias Eva por lo que le diste y por compartir tan brillante, esclarecedor y justo escrito acerca de un Gigante


En memoria de un gran hombre
El pasado 3 de julio nos dejó Juan Ignacio Blanco, después de años luchando contra esa terrible enfermedad llamada cáncer.

Juan nunca se dio por vencido, nunca se quejó, nunca perdió la sonrisa ni las ganas de vivir. Hasta cuando tenía un día malo, se esforzaba por estar con la gente que le quería, sacando fuerzas de flaqueza, charlando y riendo, aunque luego pasara días en cama para recuperarse.

Juan es el hombre más fuerte y generoso que he conocido en mi vida.

Aún recuerdo la primera vez que lo vi, nunca lo olvidaré, tenía ese aire de los periodistas antiguos, de los investigadores de novela negra, solo le faltaba la pipa y el sombrero, aunque él prefería su cigarrillo y su coleta. Siempre me daba la impresión de que era de otra época.

Cuando le escuchabas hablar te dabas cuenta de que estaba lleno de experiencias, de historias, pero no historias normales, él había vivido de verdad, te podía hablar de la Transición, de personas influyentes e importantes de la historia de nuestro país, a muchos de los cuales había tratado personalmente, de su época en Ecuador en la que sobrevivió en plena selva, sin nada, comiendo cualquier cosa que encontraba y perdiendo por completo la dentadura, de algunas heridas en su cuerpo de las que es mejor no hablar, de sus conversaciones con asesinos, con psicópatas y tanta gente peligrosa a la que tuvo delante.

Juan conoció mucha oscuridad y muchas sombras, miró al mal a los ojos muchas veces y, también, fue mirado por esos ojos en alguna ocasión. Pero él, como os digo, era un hombre valiente, y los hombres valientes se adentran en el abismo, aunque este les acabe destruyendo.

La gente que no lo conoce, cree que Juan era Alcàsser, pero él era mucho más, muchísimo más.

Siempre le apasionó la radio, mucho más que la televisión, tenía la voz perfecta para ello, una voz que con los años ganó en peso y en intensidad, además narraba con una cantinela que te enganchaba. Cómo olvidar “La voz de las Sombras” o “El callejón de las sombras“, fue un gran periodista y un gran locutor de radio.

Muchos son los que han querido dañar su imagen, tachándolo de embaucador, de fraude, de amarillista, o lo que es peor, de lucrarse con la muerte de las niñas, qué poco lo conocéis. Juan era un hombre de principios.

Le traicionaron muchas veces y ni una sola vez se quejó, no era un hombre rencoroso, solo veía lo bueno de las personas. Aunque le avisaras como amigo de que se la iban a pegar de nuevo, él volvía a confiar. Su generosidad era extraordinaria, compartía sus archivos, sus cosas más valiosas, no sólo con sus amigos, sino con cualquiera que lo necesitara, sin pedir nada a cambio, nunca pidió nada.

Cuando lo conocí su situación económica era insostenible, y aun así jamás me pidió dinero; me abrió la puerta de su casa muchísimas veces y lo poco que tenían él y Mamen siempre lo compartían: un plato de comida caliente, un detalle de cariño, un sitio donde dormir y sentirte como en casa.

Era un hombre extremadamente sencillo: era feliz cuando cada año le regalaba un jersey para el invierno, le encantaba ponérselo y estar calentito, porque Juan era muy fríolero. A veces te chocaba que alguien que había estado en televisión y había llenado páginas de periódicos fuera tan normal, tan cercano y tan humilde, eso le hacia aún más grande si cabe. Él nunca miraba a nadie por encima del hombro.

Le gustaba disfrutar de las pequeñas cosas, se ponía muy contento cuando para su cumpleaños le llenábamos la casa de globos, o le sorprendíamos llenándolo de serpentinas, o simplemente cuando salíamos a pasear por el campo y él me buscaba las piñas más bonitas porque sabía que me encantaban.

Recuerdo que cuando encontraba algún insecto en su casa lo cogía con las manos y lo sacaba al jardín, jamás les hacía daño.

Disfrutaba de la lectura, de una buena conversación, le gustaba la gente que dudaba y que tenía preguntas, que no creían lo primero que les contaban, era un hombre muy inteligente y que veía donde los demás no apreciabamos nada, él nos enseñó a ver, a mirar en la dirección correcta, ese ángulo imperceptible para muchos, pero que una vez que lo conoces hace que no vuelves a ver nada de la misma forma.

Los que tuvimos la suerte de ser sus amigos sabemos que para él lo que le hicieron a Míriam, Toñi y Desirée lo marcó.

Repetía muchas veces que el dolor que les hicieron padecer era totalmente innecesario, él sabía que lo que nos hicieron creer era mentira e hizo todo lo que estuvo en sus manos para que viéramos a través de sus ojos, y lo consiguió, si no fuera por Juan Ignacio y Fernando García hoy el caso Alcàsser estaría cerrado.

Por mucho que intenten que olvidemos, no lo haremos. Juan Ignacio nos facilitó el sumario, uno de los pocos accesibles públicamente en nuestro país; nos enseñó a buscar los errores de la investigación, las incongruencias y a saber interpretar unas autopsias. Juan Ignacio ni estaba loco ni mentía, y muchos de los que reniegan de él o se ríen de sus conclusiones saben que estaba en lo cierto. Pero este no es mundo de valientes, sino de estómagos agradecidos, y no cualquiera tiene la valentía de reconocer que jueces, fiscales, fuerzas de seguridad del Estado y forenses nos engañaron y obviaron la verdad, una verdad que desmontaría un país, una verdad que necesitaría de muchos hombres sin miedo como Juan Ignacio Blanco para salir a la luz.

Por desgracia, él ya no está, pero su legado y lo que nos enseñó es tan grande y tan real que nada ni nadie conseguirá borrarlo.

Yo fui su amiga, lo conocí en todas sus facetas, era un hombre libre, tan libre que no tenía miedo a seguir con sus principios intactos, aunque estos le costaran un precio tan elevado. Sé que nunca conoceré a alguien tan real como mi amigo del alma, sé que a partir de ahora siempre me faltará una parte de mi misma, sé que soy dichosa, porque no todo el mundo puede decir que conoció a un gran hombre y que ese gran hombre se enorgullecía de ser mi amigo.

En memoria de Juan Ignacio Blanco.

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FUENTE: https://plataformadeapoyojuanignacioblanco.wordpress.com/2019/07/20/en-memoria-de-un-gran-hombre/


10 julio 2019

La implicación de agentes israelíes en el último intento de golpe de Estado en Venezuela y la vieja aspiración estadounidense de destruir el Estado venezolano



Israel contra los venezolanos

Venezuela enfrentó un nuevo intento de golpe de Estado planificado para el 24 de junio. ‎Thierry Meyssan resalta que la nueva asonada estuvo dirigida tanto contra el gobierno ‎del presidente constitucional, Nicolás Maduro, como contra su opositor ‎proestadounidense Juan Guaidó. Los videos grabados de conversaciones entre los ‎aspirantes a golpistas demuestran la participación de agentes israelíes.
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El golpe de Estado en preparación para el pasado 24 de junio preveía la eliminación física del ‎presidente constitucional, Nicolás Maduro. Pero los golpistas no planeaban entregar el poder ‎a Juan Guaidó sino al ex general Raúl Baduel. ‎
Venezuela enfrentó un enésimo intento de golpe de Estado durante el fin de semana entre el 21 y ‎el 23 de junio. Después del arresto de los principales participantes, el ministro de Información, ‎Jorge Rodríguez, explicó en televisión los detalles de lo ocurrido y los planes de los golpistas. ‎Convirtiendo en prioridad informativa la muerte de uno de los organizadores del complot –un ‎personaje que se desmayó en el momento en que, conforme a su categoría de capitán de corbeta ‎de la reserva, era presentado a un juez militar, y que fue trasladado de inmediato a un hospital, ‎donde falleció el mismo día–, los grandes medios de prensa están ocultando los detalles del golpe ‎abortado, que son sin embargo altamente reveladores.





04 julio 2019

Juan Ignacio Blanco ha dejado este mundo. Feliz regreso querido amigo. El final es el principio


Hace unas horas ha partido de este mundo Juan Ignacio Blanco Durán.


Brillante periodista y criminólogo español.

Una persona con la que tuve el honor y el privilegio de disfrutar su amistad.

Un ser humano que te marca positivamente para siempre como es mi caso.

Su comportamiento y profesionalidad en el caso Alcásser siempre me impresionaron.

Recuerdo con cariño cómo una de las cosas que más me motivaba en esos años noventa era ver sus intervenciones televisivas por las noches en el mítico programa del Mississippi.

Su estilo cautivador, su equilibrio argumental, su innata credibilidad, su elegancia personal, su valentía para denunciar tanta maldad y psicopatía... en fin, su personalidad y buen hacer sellaron mi admiración hacia él.

Mucho tiempo después confirmé en persona todos los atributos observados desde fuera.

Hombre de mundo con una vida impresionante para escucharle durante horas y horas...con sus luces...y con sus sombras...pero con la nobleza de corazón como una bandera que nunca dejó de ondear de manera innata.

Juan era un ser humano muy inteligente y de amplia cultura.

CONVERSACIONES CON JUAN IGNACIO

Y qué decir de esa mirada penetrante que depende a quién se dirigiera era incisiva y contundente o bien cómplice y cálida.

Todo un señor, todo un caballero, todo un patriota, todo un amigo de sus amigos.

Alguien que pudo vivir con comodidad y renunció a ella con un coste extremo porque se hartó de transigir y callar, de mirar para otro lado ante la impunidad y barbaridad de tanto demonio.

El mal se cebó con él pero lo que no pudo evitar es cómo nos iluminó a tantas personas.

Y lo seguirá haciendo con su legado.

Ha sembrado multitud de semillas en muchas mentes y corazones.

Sé que su tránsito ha sido fluido y luminoso...ahora ya sabe y se ha reconectado con su esencia, ésa que parece no existir al nacer en este plano de la existencia.

Juan, fuiste y eres un Gigante.

Gracias, mil gracias por tu humanidad...por tu existencia en este mundo y por tus enseñanzas incondicionales que son las realmente valiosas.

Espéranos en el no tiempo. Y disfruta el Océano de Sueños.

JMRSalinas