Muchas personas se siente incómodas con la ley de Memoria Histórica especialmente gentes de derechas. Y también la derecha política y los hijos del franquismo. En realidad, es una cuestión de empatía, humanidad y sentido común.
Independientemente de los mil matices que se pueden hacer e interpretaciones libres, lo que no me deja de sorprender es cómo puede molestar tanto que se desentierren cadáveres, huesos de gente ajusticiada y fusilada y así se cierra un círculo familiar de dolor...nada más. Y sorprende que personas cristianas vean tan mal el simple desentierro, identificación y reconocimiento de otros seres humanos. Extraño sentimiento de amor católico.
Es revanchismo dicen...es reabrir heridas. Y me pregunto, ¿se puede reabrir una herida que nunca se cerró?
No hablo de política, no hablo de vencedores y perdedores, no hablo de cuántas víctimas hubo en cada bando...hablo de cerrar heridas abiertas y escondidas durante décadas.
Hablo del dolor acumulado en un árbol familiar. Y apelo al mundo del inconsciente...si un trauma, una fobia, una herencia del árbol pueden enfermar a una persona o bloquearla desde ese indómito inconsciente a lo largo de su vida, también un inconsciente familiar y el inconsciente colectivo de un país quedan dañados si no se reconoce a sus muertos.
Si respetamos a todas las personas que fueron asesinadas sea cuál sea el origen de la bala y comprendemos a las familias que necesitan curar ese inconsciente impregnado de asesinato, miedo, tabú, represión...quizás consigamos DE VERDAD cerrar las heridas.
No es revancha ni odio acumulado...es sanar desde el sentido común.
JMRSalinas
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