29 marzo 2017

La desaparición del euro puede que esté cada vez más cerca tras la certeza de una Unión Europea burócrata, corrupta y al servicio de la banca y las corporaciones. La pérdida de soberanía de los Estados ha sido un lastre y no un avance con un Banco Central Europeo cómplice del endeudamiento de los países miembros

 
Eurexit
Es probable que se acabe produciendo el Eurexit, provocado por acción de todos los socios, sin excepción. Un modelo de vida, convivencia e integración de culturas, que podía haber sido excelente, ya no será posible. Con suerte, podremos mantener el mercado común.
La canciller alemana, Angela Merkel.
La canciller alemana, Angela Merkel. EFE                       
Hoy, 29 de marzo de 2017, la premier británica, Theresa May, pone en marcha el proceso de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, el bien conocido por todos, como Brexit.
 
Las razones, creo que ya han sido suficientemente debatidas. No obstante, se pueden resumir de forma taxativa. Los británicos quieren, y deben, conservar su soberanía política y económica. Cualquier pueblo que se precie a pervivir en la Historia debe luchar por ello. Punto final.
 
Analicemos ahora, los hechos que están ocurriendo en el resto de la Unión Europea, con el objetivo de llegar a una conclusión. Yo, lo denomino, “Eurexit”, es decir, la autodestrucción del modelo que una vez quiso ser la Unión Europea. Me gustaría compartirla con todos ustedes y que pudiéramos abrir un debate al respecto.
Alemania, motor de la eurozona, se está comportando de forma desleal. No es la primera vez. En el pasado, cuando era el campeón incumplidor del déficit, hizo caso omiso de las materias contenidas en los tratados
Alemania. El país motor de la eurozona se está comportando de forma desleal. No es la primera vez. En el pasado, cuando era el campeón incumplidor del déficit, hizo caso omiso de las materias contenidas en los tratados. En la actualidad, su enorme superávit por cuenta corriente, que no para de crecer, está asfixiando a sus socios más pobres. En lugar de corregir estos desequilibrios, de los que la Comisión Europea ya le ha advertido reiteradamente, se centra en sus intereses particulares. Esta situación, unida a las políticas erráticas de inmigración que ha impulsado, está provocando un alto grado de desconfianza y desafección entre la mayoría de los ciudadanos del resto de estados miembros. Cuando España entró en el Mercado Común, tuvo que desprenderse de la mitad de su tejido industrial y agrícola para complacer a sus nuevos socios, evitando, posibles “desequilibrios”. ¿Haría lo mismo Alemania? Honestamente, sus actos indican que no.
 
Francia. Su posición geopolítica ha quedado muy dañada, fruto de los desmanes de la primavera árabe de Sarkozy y de la incompetencia supina de Hollande. El país está estancado económicamente y sus viejos recelos respecto a sus eternos rivales, Alemania y Gran Bretaña, están volviendo a renacer. Los dos candidatos, Le Pen y Macron, tienen mensajes diferentes, reflejo de una sociedad dividida. Sin embargo, coinciden en una cosa, el euro, tal y como está concebido, no funciona. Si tienen que salir del euro, no descartan que la deuda la paguen en francos, una vez que recuperen la soberanía monetaria.
 
 

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