Este artículo cuestiona la estrategia independentista de anteponer la resolución del tema nacional a la resolución del tema social. El artículo señala las consecuencias de tal supuesto.
Uno de los argumentos que se repite con mayor frecuencia en círculos intelectuales y políticos de sensibilidad independentista en Catalunya es que la resolución del problema nacional y del problema social están íntimamente relacionadas entre sí. Según tales círculos, el gran problema social que tiene Catalunya (con un gran retraso social, consecuencia de una sub-financiación de los servicios y transferencias del Estado del Bienestar en Catalunya) no puede resolverse sin resolver el problema nacional, definiendo como tal la falta de un Estado propio y su consecuente dependencia del Estado español. Este argumentario ha ido calando en amplios sectores de la intelectualidad catalana independentista o próxima al pensamiento independentista, expandiéndose como consecuencia del comportamiento del Estado español, que se ha caracterizado por su falta de sensibilidad hacia la plurinacionalidad del Estado, así como por la aplicación de políticas antisociales de clara persuasión neoliberal (tanto por parte de los gobiernos socialistas como por parte de los gobiernos del Partido Popular). A la vista de la naturaleza de tal Estado español, insensible con la plurinacionalidad de España por un lado, y promotor de las políticas neoliberales que han dañado el bienestar de las clases populares en Catalunya (y en el resto de España), por el otro, la postura secesionista del independentismo catalán parecería ser coherente. En realidad, y como bien han señalado varios dirigentes de dicho movimiento independentista, ha sido el comportamiento del propio Estado español el que ha generado mayor número de independentistas en Catalunya.
La incapacidad de entender esta situación en amplios sectores del establishment político-mediático español está transformando lo que tal establishment define como el “problema catalán” en un problema español de enorme magnitud: no entienden o no quieren entender qué pasa en Catalunya.
Problemas que existen con este argumentario
Ahora bien, el argumentario secesionista, aunque coherente, tiene fallos, pues asume que Catalunya es un país sin clases sociales, cuya población tiene los mismos intereses, sin reconocer, sin embargo, que Catalunya tiene clases sociales con intereses diferentes que, en muchas ocasiones, entran en conflicto. Hay tantas Catalunyas como clases sociales. Cada clase social tiene una visión distinta de Catalunya. Esta realidad queda ocultada o ignorada en esta visión de que la independencia de Catalunya (al ser este nuevo Estado más rico y más autosuficiente en política fiscal que la Catalunya actual) permitiría tener más recursos, y por lo tanto todos los catalanes vivirían mejor, con una financiación de los servicios y del Estado del Bienestar mayor que la actual. Tal supuesto, sin embargo, es altamente cuestionable, pues la riqueza o pobreza del Estado del Bienestar de la Catalunya independiente dependería del contexto político que lo determinaría y configuraría. En otras palabras, que ocurriera un mejoramiento en la financiación o no dependería de las fuerzas políticas que fueran más influyentes sobre los distintos aparatos del nuevo Estado y sobre los medios de información y persuasión que determinan la hegemonía de una ideología dentro de una sociedad. Estados Unidos es uno de los países más ricos del mundo y, sin embargo, tiene uno de los Estados del Bienestar menos desarrollados entre los países capitalistas más avanzados.
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