Regresemos a los hechos: Salazar y el comandante Chávez
Otro elemento confirmado en fuente oficial y pruebas documentales es
que efectivamente Leamsy Salazar formaba parte del primer anillo de
seguridad del presidente Hugo Chávez, quien, efectivamente, lo estimaba
como joven oficial ligado a la retoma del Palacio de Miraflores tras el
golpe del 11, 12 y 13 de abril de 2002. Salazar permaneció en el primer
anillo de Chávez hasta los últimos días del comandante bolivariano.
Mucho se habló sobre la posibilidad de que el cáncer que mató en
menos de dos años al presidente Chávez haya sido inoculado de alguna
manera. El presidente Maduro a poco de asumir dijo que coincidía con esa
hipótesis. Tanto un análisis político como otro de las acciones
asumidas desde hace tiempo por los Estados Unidos en torno a la
inoculación de enfermedades a personalidades o comunidades completas nos
hacen concluir que, efectivamente, si el imperio (más que los Estados
Unidos mismos) tuvieron la oportunidad de acercarse a Chávez, jamás la
hubieran desperdiciado.
Toby Valderrama ha escrito varias veces sobre el escenario político
de lo que llamó el “magnicidio biológico” de Chávez; el abogado Juan
Martorano escribió una veintena de trabajos sobre la forma en que los
Estados Unidos han actuado en diferentes escenarios y momentos a través
de inoculaciones forzadas para torcer la historia a su favor. Todos
estos trabajos pueden consultarse en el portal web Aporrea.
Pero todos estos esfuerzos de recopilación y análisis chocaban con un
obstáculo difícil de sortear: para el “magnicidio biológico” de Hugo
Chávez hacía falta que el o los victimarios se acercaran mucho y por
mucho tiempo al líder. Allí, en el primer círculo y por años, estuvo
Leamsy Salazar, hoy a disposición funcional de las operaciones político
periodísticas de ABC y los Estados Unidos.
No podemos afirmar bajo ningún punto de vista (al menos con la
información confirmada con la que se cuenta por ahora) que Salazar haya
tenido que ver con la muerte del Comandante Chávez. No lo sabemos. Lo
que sí sabemos es que hay que asumir que la seguridad del primer anillo
estaba vulnerada. Eso es un hecho.
Es hora que comience una investigación oficial, rigurosa y seria,
sobre el posible magnicidio del Comandante. La historia lo demanda.
FUENTE: http://www.contrainjerencia.com/?p=100315
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