EL MAGO INTERIOR
La vía del soñador diurno
¿Y si fuera posible “acercar” la vibración de la materia al estado vibracional de los sueños?
Quizá eso explicaría la capacidad de algunos maestros que fueron capaces de obrar milagros ya que… ¿dónde si no se puede realizar lo imposible más que en los sueños?
¿Y si el gran salto evolutivo del ser humano reside en el enfoque de la percepción?
Al igual que en las sombras chinas, es la mano del Alma la que determina, desde el libre albedrío, la forma que adopta la sombra del Ego.
Estamos hablando del antiguo camino de la Alta Magia.
La magia es esa gran desconocida que rige nuestras vidas y de la que rara vez nos percatamos.
Mucho se habla hoy en día de sincronicidad, de ley de atracción, de estar alineados etc. Y, sin embargo, es muy poco lo que sabemos al respecto y menos aún lo que conseguimos experimentar si seguimos las pautas más difundidas…
Cuando hablamos de magia en el mundo de la vigilia, estamos hablando de ceder espacio al ser mágico de los sueños para que inunde también el mundo cotidiano. La frase bíblica “el reino de los cielos esta aquí…” hace clara alusión a la posibilidad de experimentar un estado donde la percepción se amplía y la magia onírica se unifica con la contundencia del mundo de la vigilia. Esta comunicación también se ve manifestada a través de la unión que se produce en el amanecer y el atardecer, clásicas horas perfectas para el ritual mágico porque son momentos en los cuales el día y la noche están en perfecto equilibrio y la comunicación entre los hemisferios cerebrales se ve mejorada de forma natural. Del mismo modo, los solsticios y equinoccios equivalen al amanecer y al anochecer del año y son momento especialmente poderosos para el ritual desde hace milenios.
La llamada lucidez del sueño es posible experimentarla durante el día, que no es otra cosa que vivir desde el SER, desde la atención plena y clara que acoge todos los acontecimientos de la vida. De esta forma nos volvemos conscientes de que somos el espacio que incluye todos y cada uno de los escenarios donde transcurren dichos acontecimientos.
El error más común en la enseñanza actual es el de intentar cambiar las cosas desde el ego, intentar evolucionar espiritualmente desde y para el ego. Esto obviamente no funcionará.
El ego es un sistema o programa ya definido y predeterminado incapaz de cambiar por sí mismo. El ego es como el sistema operativo de un ordenador, el cual YA está pre-diseñado y por lo tanto es y será por completo desconocedor del famoso libre albedrío. Haciendo un símil, desde la física moderna, podríamos afirmar que el ego corresponde al mundo de la partícula, el llamado “colapso cuántico”. Como si de una partitura se tratase, en la partícula (el ego) los compases se repiten y el estribillo llega predestinado cuando tiene que llegar, de ahí que veamos como los ciclos en nuestras vidas se repiten una y otra vez sin que podamos hacer nada al respecto. La cuestión es… ¡¿dónde está el músico y porque no cambia la dichosa partitura?!
La ciencia hoy nos dice que el universo es un 5% materia, un 23% materia oscura y un 72% energía oscura. Se podría decir así que el universo que percibimos es una parte mínima de la totalidad. Esta parte mínima perceptible (materia) correspondería al llamado consciente y el resto al llamado mundo inconsciente. Dicha afirmación, nos lleva a entender que el universo es principalmente inconsciente…tal afirmación es “total-mente” errónea.
¿Estamos diciendo que la gran Conciencia Universal, Dios -o como quiera que se le llame- es mayormente inconsciente.
Nada más lejos de la realidad…
La realidad es que ese 5%, el mundo/universo sólido y denso que percibimos, el personaje con el que nos identificamos y todas las formas que lo conforman y rodean, ES EL INCONSCIENTE, lo predeterminado, la partitura, el ego que no conoce el libre albedrío.
De modo que la única forma de cambiar algo, es accediendo a las partes más sutiles del universo, de la conciencia, a ese 95% no visible al que corresponde el mundo espiritual, justo donde reside el músico capaz de cambiar de partitura.
Materializar el espíritu no es posible ya que la materia es ya el espíritu en su estado manifiesto, densificado. El estado densificado es el mundo que vemos cada día, es el cuerpo en el que residimos y es el ego con el que nos identificamos. En cambio a lo que hemos venido a este mundo, es a espiritualizar la materia, a ampliar nuestra visión, a elevar nuestra conciencia al estado de la onda (espíritu) que es lo que determina la partícula (lo manifiesto/ego) para percibir y participar de manera consciente en la inteligencia omnipresente que todo lo forma.
“…y seréis como dioses…”
Sin meditación es IMPOSIBLE alterar la partícula. Dicho de otro modo, el universo manifiesto (el 5%) es la parte inconsciente que ha de ser “elevada” a un estado más sutil, donde reside el 95% restante. Este acto es la llamada ascensión de la tierra, de la humanidad, del universo entero.
Como reza el primer voto del Boddhisatva:
“Por numerosos que sean los seres sensibles, hago el voto de salvarlos a todos”
Y es que todos somos ese 5% que está siendo llamado a despertar por el 95% restante para dar el gran salto de lo inimaginable.
Debemos aprender a conectar con nuestra dimensión espiritual interna, solo entonces podremos aprender el lenguaje activo y sin palabras que reside en el silencio, que es desde donde se podría crear la magia en nuestra experiencia del mundo de todos los días.