El 20 de Marzo de 1988, Stanley Meyer, inventor del motor de agua, se reunió con su hermano junto a dos agentes de la inteligencia norteamericana en un restaurante, pidió un jugo de arándanos y al beberlo, salió rápidamente del lugar y cayó al suelo diciendo: "Me han envenado".
Y estas palabras están en el mismísimo reporte de la policía que se encargó de su caso. No obstante la causa oficial de su muerte fue "aneurisma".
Sus inventos, patentes, y todos los aparatos de su laboratorio desaparecieron.
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