El Papa Juan XXIII y su encuentro con un ser extraterrestre
Era una cálida mañana del 23 de julio de 1985 en Los Ángeles, Estados Unidos. Cuando toda la población local comenzó a transmitir y comentar un testimonio publicado por el periódico SUN, el cual había sido enviada por el sacerdote y secretario particular del Papa Juan XXIII, Loris Capovilla. En el testimonio, se relata que en el atardecer de un día de junio de 1961, en los jardines de la residencia de descanso Castelgandolfo, el Papa Juan XXIII y él, habían presenciado un contacto extraterrestre del Quinto Tipo.
En la publicación se relata lo siguiente: “El Papa Juan XXIII y yo, estábamos caminando en los jardines de la residencia papal de Castelgandolfo, en un atardecer de junio de 1961, cuando en el sector sur, vimos varias luces intermitentes de colores anaranjados, azules y ámbar que volaban a mediana altura y sobre nuestras cabezas durante varios minutos, hasta que una de ellas se posa en el sector más amplio del jardín. Esa luz titilante con un resplandor enceguecedor comienza a emanar una luz blanca hasta el punto en que vimos un ser humanoide que salía de ella; sus rasgos eran casi iguales a la de un ser humano, salvo que sus orejas eran alargadas y de su cuerpo emanaba una luz dorada. Su santidad (Papa Juan XXIII) y yo, nos arrodillamos inmediatamente -suponiendo que estábamos en presencia de un ser celestial y divino- y comenzamos a rezar, luego de unos minutos levantamos las cabezas y vimos que el ser seguía ahí mirándonos -en ese momento supimos que no era una visión-. Sin oir nada, el Santo Padre se levantó y me dijo que aguardara, y fue hacía el ser celestial. Desde mi posición se percibía que su santidad estaba entablando una conversación que duró entre unos 15 o 20 minutos, hasta que el ser regresó a su luz brillante y se fue hacía el cielo hasta desaparecer; el Santo Padre regresó a mi y me dijo: Los hijos de Dios están en todas partes, algunas veces tenemos dificultad en reconocerlos como hermanos. Inmediatamente, me indicó que no revelara este acontecimiento con nadie hasta unos 10 años después de su muerte. En los días sucesivos, salíamos a caminar y sin mencionar palabra alguna, ambos mirábamos hacia el cielo, pero nada sucedía. Algunas ocasiones, el Papa Juan XXIII me pedía que no lo acompañara en su caminata rutinaría y cuando volvía, se percibía en su rostro que había vuelto a tener otro contacto extraterrestre”.
Es importante señalar que la revelación tardó casi 20 años después de la muerte del Papa Juan XXIII y que el Vaticano aún hoy en día no ha mencionado palabra alguna de esta publicación, pero sí lo han hecho varios integrantes de la curia vaticana y ninguna versión ha desmentido el suceso.
Un dato curioso sobre el Papa Juan XXIII es que al parecer fue miembro de la francmasonería y en su biografía se menciona que llegó a tener el título de Caballero Rosa Cruz, el cual es un grado masón del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
Creíble o no la versión que dio el secretario particular del Papa Juan XXIII al periódico SUN, es evidente que no habló de apariciones marianas, ni de santos ni otras entidades divinas, sino de contactos con seres extraterrestres.
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