La canallada final contra el pueblo griego
Este artículo contesta las
enormes manipulaciones que hemos estado viendo en los grandes medios de
información y persuasión españoles, culpabilizando a Syriza y al pueblo
griego de la situación tan desesperada y problemática que Grecia está
viviendo. El artículo detalla la situación actual de las negociaciones
sobre el tercer rescate a Grecia, analizando qué ha hecho el gobierno
griego y por qué lo ha hecho.
Como era predecible, el establishment
político-mediático español (incluyendo el catalán) ha presentado lo
ocurrido en Grecia y en las negociaciones con la Troika, con el
Eurogrupo y con el Consejo Europeo como un completo fracaso del gobierno
Syriza, que en el colmo de su supuesta incompetencia sometió a su
pueblo a un gran sacrificio, el corralito, y a un referéndum que, además
de ser inapropiado, tuvo un impacto contrario al que pretendía, pues en
lugar de conseguir mayores concesiones de las instituciones europeas,
estas endurecieron sus posturas, exigiendo incluso mayores sacrificios
de los que ya habían ofrecido antes de conocerse el resultado del
referéndum. Ha sido, pues, un desastre producto de la incompetencia del
gobierno Syriza. El nivel de hostilidad de este establishment
político-mediático español (incluyendo el catalán) -que también apareció
con igual intensidad en los mayores medios de información alemanes-
alcanzó unos niveles nunca antes vistos en contra de un gobierno
europeo. Las medidas impuestas por el establishment financiero europeo
(hegemonizado por el alemán) –y sus instrumentos políticos (la Troika,
el Eurogrupo y el Consejo Europeo)– intentaban humillar al pueblo
griego, que ha sido el único que, a través de su gobierno, se ha
rebelado contra el austericidio forzado por aquel establishment
financiero. Esta humillación se presentaba al público con satisfacción y
regodeo por parte de los mayores medios de información, que alcanzaban
lo que algunos humoristas estadounidenses han definido sarcásticamente
como un “orgasmo mediático”. Nunca tanto odio se había expresado en
tales medios con tanto placer para el que lo transmite, y tanto dolor
para el que lo recibe.
La enorme manipulación de los medios
En toda esta presentación se olvidaron,
además de la causa justa que el gobierno Syriza defendía, de algunos
elementos clave para entender lo ocurrido, incluido el enorme
desequilibrio de fuerzas en tal conflicto, que alcanzó (como indiqué en
un reciente artículo, “El principio del fin de esta Europa
antidemocrática e injusta”, Público, 07.07.15) niveles bélicos,
conflicto que era parte del existente entre las élites gobernantes en la
Eurozona (que están al servicio del capital financiero) y sus clases
populares, un conflicto que mi amigo Noam Chomsky ha definido no como
una lucha, sino como una guerra de clases, que ha alcanzado su máxima
expresión en Grecia. Y los grandes medios de información al servicio de
los intereses financieros que los controlan ocultaron la mayoría de los
hechos, ignorando, cuando no ocultando, esta guerra de clases. Por un
lado estaban las instituciones más poderosas de la Eurozona, deseosas de
destruir al partido Syriza, y así matar al enemigo (y la expresión no
es hiperbólica, pues esta era su intención: destruir al enemigo y al
partido Syriza, expulsándolo del gobierno). Este era su objetivo. Por el
otro lado estaban las clases populares de Grecia.
La ocultada guerra de clases
A fin de conseguir este objetivo, el
establishment que gobierna la Eurozona, liderado por el alemán, siguió
paso por paso su plan de destrucción, iniciándose este solo horas
después de la victoria electoral del partido Syriza, cuando el Banco
Central Europeo, el BCE, limitó la liquidez a los bancos griegos (es
decir, disminuyó drásticamente el dinero transferido a estos), lo que
fue seguido por un notable estrangulamiento (días antes de que se
celebrara el referéndum donde se iba a pedir al pueblo griego su acuerdo
o desacuerdo con las medidas impuestas por las instituciones europeas),
forzando al gobierno Syriza a introducir el altamente impopular
corralito, con la intención de atemorizar al pueblo griego y mostrar las
consecuencias de que este votara en contra de lo que deseaban aquellas
instituciones. Y después del referéndum, el BCE continuó limitando la
liquidez, amenazando con interrumpirla en cualquier momento, creando así
una parálisis bancaria al país. En cada uno de estos pasos, el BCE
utilizó todo su armamento financiero de destrucción masiva para
presionar al gobierno Syriza. Tales medidas tendrían que haber generado
una gran protesta en la Eurozona, pues el BCE se estaba atribuyendo
funciones que no tenía. Ante estos actos ilegales y canallescos (no hay
otra manera de definirlo), el pueblo griego realizó un enorme acto de
valentía y coraje al votar mayoritariamente en contra del establishment
político-mediático europeo, sabiendo lo que ello podría significar.
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