Irak: éxitos, sorpresas, convergencias y designios
Por Juan Antonio Sacaluga
| El fantasma de la recuperación del eje Washington-Teherán, aún con
fundamentos y propósitos muy diferentes a los existentes en los años del
Sha, provoca auténticas pesadillas tanto en los austeros despachos
israelíes como en los suntuosos palacios reales saudíes.
La
limitada operación decidida por Obama el 8 de agosto para impedir el
avance de los combatientes del Estado Islámico y romper el cerco a miles
de refugiados yazidíes en el Monte Sinjar ha concluido con aparente "éxito", pero también con alguna "sorpresa" (1).
EL "ÉXITO" Y LA "SORPRESA"
Vayamos primero con el "éxito". Se considera tal por haberse frenado el avance de los 'yihadistas' hacia el corazón del Kurdistán. Es razonable pensar que el bombardeo intensivo realizado por drones y
F18A haya debilitado considerablemente el aparato militar del EI en la
zona. No obstante, también es muy probable que el mando del 'Califato'
haya decidido lo que ya viene siendo habitual desde su ofensiva a
comienzos del verano: no entregarse a un avance precipitado, sobre todo
en entornos hostiles o poco favorables, y consolidar posiciones hasta
que llegue el momento propicio para acometer nuevas conquistas.
Y ahora la "sorpresa". Resulta que al relajarse el cerco del Estado
Islámico sobre el Monte Sinjar, se ha podido comprobar que los 'yazidíes'
allí refugiados no eran tantos como se había estimado: sólo unos pocos
miles, y no decenas de miles (40.000). Más aún: su situación no era tan
deplorable como se había temido. De hecho, algunos se sentían seguros en
ese entorno, porque consideraban que sus perseguidores no le seguirían
hasta allí. Esta evaluación ha sido cuestionada por un portavoz de la
minoría 'yazidí' en Estados Unidos, quizás porque se teme que Washington empiece a desentenderse muy pronto de la suerte de los huidos.
Resulta "sorprendente" la "sorpresa", si se permite la figura. Aunque
estos días expertos en vigilancia y procesamiento de datos de
inteligencia recogidos desde el aire han estado evaluando el posible
"error" sobre el número de personas atrapadas en el Monte Sinjar y haya
un cierto consenso en señalar las dificultades de ofrecer datos exactos,
lo cierto es que los antecedentes de equivocaciones, informes
exagerados o mentiras descaradas en Irak invitan al escepticismo cuando
no a una abierta incredulidad.
Los pocos analistas críticos que pueden leerse o escucharse en los
medios occidentales señalan estos días que las razones oficiales de esta
última intervención militar de Estados Unidos en Irak pueden estar
basadas en motivaciones no exclusivamente -ni preferentemente-
humanitarias: prevenir el genocidio 'yazidí' y garantizar la seguridad
de los norteamericanos.
Los bombardeos tenían como verdadero objetivo asegurar una zona, el Kurdistán iraquí, donde se localiza una tercera parte de las extracciones iraquíes de petróleo
El conocido periodista e historiador Robert Fisk, gran conocedor de
Oriente Medio y abiertamente crítico con la política occidental, asegura
que "el petróleo es el nervio de la guerra"(2).
Señala Fisk que los bombardeos tenían como verdadero objetivo asegurar
una zona, el Kurdistán iraquí, donde se localiza una tercera parte de
las extracciones iraquíes de petróleo, una buena parte de las reservas
supuestas y también importantes yacimientos de gas. En Erbil, la capital
kurda de Irak, residen miles de occidentales, hombres de negocios,
diplomáticos, agentes y otros, que vigilan la estabilidad de unas
inversiones cifradas en 10.000 millones de dólares, con unos
rendimientos netos, en el caso del petróleo, del 20%. Lo que habrían
'protegido' los bombardeos norteamericanos son los intereses de
compañías como MOBIL, CHEVRON, EXXON o TOTAL, tanto o más que a los
desventurados 'yazidíes'.
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