El doctor Alberto Soler Montagud, médico y escritor, asegura
en un artículo publicado en el diario “Levante” (cuyo original figura más abajo
en el apartado de fuentes) que en las altas esferas del poder en España abunda
“un estereotipo de individuos que, aunque simulen tener conciencia social,
sólo actúan por sus ansias de acumular dinero y poder. La
siquiatría los llama sicópatas aunque la inmensa mayoría nunca
mata (al menos directamente) como sucede con los asesinos en serie de la
ficción”. Y añade: “Se caracterizan por ser mentirosos y narcisistas,
manipuladores con gran encanto en apariencia aunque por dentro sean
gélidos y ajenos a los afectos que fingen”.
“Adictos al poder y al dinero, son impacientes, buscan
recompensas inmediatas a sus anhelos, se creen inmunes a las
consecuencias de sus tropelías, rechazan normas y leyes,
delinquen con facilidad sin mostrar vergüenza o
arrepentimiento, carecen de emociones (que no obstante
fingen), muestran una nula ansiedad ante el peligro
(circunstancia que les impele a actuar con premeditación y una falsa valentía
que no es mas que irresponsabilidad debida a su incapacidad para sentir temor)
y eluden con frecuencia a la justicia falseando creíblemente la
realidad y negando lo que se les imputa”, señala el doctor.
Como la psicopatía es cuatro veces más frecuente en los estamentos
sociales que ostentan el poder, “hay quienes deducen que el
capitalismo se habría convertido en una fuente de sicopatía
social al premiar ciertas características de la personalidad
psicopática. No obstante, la realidad pone en evidencia que
también el comunismo y otros totalitarismos dan cobijo a
líderes, altos cargos y funcionarios con rasgos similares a los
descritos y cuya única meta es su enriquecimiento
personal.”
Aunque hay muchos tipos de sicópatas, basta sólo con dos para la reflexión
que este artículo del doctor Soler Montagud, pretende promover:
“a) los políticos con rasgos psicopáticos, son unos presuntos
servidores públicos que sólo trabajan para sí mismos (a pesar
de fingir un interés social) y que se aferran patológicamente al
poder, les cuesta delegar y son reacios a dimitir si
se les descubre en una ilegalidad; b) los sicópatas de cuello
blanco, son individuos no muy distintos a los anteriores (con quienes
suelen relacionarse) que desde bancos, empresas, iglesias y
organizaciones sin ánimo de lucro, amasan inmensas fortunas sin
importarles perjudicar a pequeños ahorradores y hasta
organismos oficiales corrompiendo a funcionarios proclives al
cohecho con tentadoras ofertas”.
“Nuestro país sufre los desmanes de políticos de distintas
ideologías, empresarios, banqueros, representantes sindicales y
miembros de una familia aparentemente intocable, y la culpa de ello, además de
la imputable a los presuntos sicópatas, la tiene la resignada apatía de
la ciudadanía y los políticos que les protegen al considerarlos
ciudadanos ejemplares y un modelo a seguir”, prosigue Soler Montagud.
“Y concluye: “Es deber de todos no elegir en las urnas a quienes
exhiban comportamientos psicopáticos como los descritos, ni
tolerar su presencia en las instituciones públicas y/o privadas, tarea
harto difícil habida cuenta de que es muy difícil conseguir que los
especímenes de esta calaña abandonen el poder una vez acceden al
él“.
No hay comentarios:
Publicar un comentario