12 marzo 2012

ESE DESCONOCIDO LLAMADO "SUICIDIO"





               1. Mito:  El que se quiere matar no lo dice.
                              De cada 10 personas que se suicidan, nueve de ellas verbalizaron claramente sus propósitos y la otra dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida.
               2. Mito:  Los que intentan el suicidio no desean morir, sólo hacen el alarde.
                              Aunque no todos los que intentan el suicidio desean morir, es un error tildarlos de alardosos, pués son personas a las cuales les han fallado sus mecanismos útiles de adaptación y no encuentran alternativas, excepto el atentar contra su vida.
               3. Mito:  Si de verdad se hubiera querido matar, habría utilizado un método más agresivo, como tirarse delante de un tren.
                               Todo suicida se encuentra en una situación ambivalente, es decir, con deseos de morir y de vivir. El método elegido para el suicidio no refleja los deseos de morir de quién lo utiliza ya que sabemos que está muy determinado por cuestiones culturales.
               4. Mito:  El sujeto que se repone de una crisis suicida no corre pelogro alguno de recaer.
                              Casi la mitad de los que atravesaron por una crisis suicida y consumaron el suicidio, lo llevaron a cabo durante los tres primeros meses tras la crisis emocional, cuando todos creían que el peligro había pasado.
               5. Mito:  Todo el que intenta el suicidio estará en ese peligro toda la vida.
                              Entre el 1% y el 2% de los que intentan el suicidio lo logran durante el primer año después del intento y entre el 10 al 20% lo consumarán en el resto de sus vidas. Una crisis suicida dura horas, días, raramente semanas, por lo que es importante reconocerla para su prevención.
               6.  Mito:  Todo el que se suicida está deprimido.
                               Aunque toda persona deprimida tiene posibilidades de realizar un intento de suicidio o un suicidio, no todos los que lo hacen presentan este desajuste. Pueden padecer esquizofrenias, alcoholismo, trastornos de la personalidad, etc.
                7. Mito:  Todo el que se suicida es un enfermo mental.
                               Los enfermos mentales se suicidan con mayor frecuencia que la población en general, pero no necesariamente hay que padecer un trastorno mental para hacerlo.
                8. Mito:   El suicidio se hereda.
                                No está demostrado que el suicidio se herede, aunque se puedan encontrar varios miembros de una misma familia que hayan terminado sus vidas por suicidio. En estos casos lo heredado es la predisposición a padecer determinada enfermedad mental en la cual el suicidio es un síntoma principal, como por ejemplo, los trastornos afectivos y las esquizofrenias. Por otro lado, hay que tomar en consideración la gran influencia que tienen las variables ambientales en la conformación de las estrategias de afrontamiento.
                 9. Mito:   El suicidio no puede ser prevenido pues ocurre por impulsos.
                                 Toda persona antes de cometer un suicidio evidencia una serie de síntomas que han sido definidos como Síndrome Presuicidal, consistente en la constricción de los sentimientos y el intelecto, inhibición de la agresividad, la cual ya no es dirigida hacia otras personas reservándola para sí y la existencia de fantasías suicidas. Esto puede ser detectado a su debido tiempo y se pueden llevar a cabo acciones preventivas para evitarlo.
                 10. Mito:   Al hablar sobre el suicidio con una persona que está en riesgo se le puede incitar a quer lo realice.
                                   Está demostrado que hablar sobtre el suicidio con una persona en tal riesgo, en vez de incitar, provocar o introducir en su cabeza esa idea, reduce el peligro de cometerlo y puede ser la única posibilidad que se le ofrezca para el análisis de sus propósitos autodestructivos.
                 11. Mito:   Los que intentan el suicidio y los que se suicidan son individuos peligrosos, pues igual que atentan contra sí mismo pueden atentar contra los demás.
                                    El suicidio por lo general es un acto autoagresivo, en el que los impulsos destructivos, el sujeto los vierte contra sí mismo. Existen ocasiones en las que el suicida, antes de morir, mata a otros que no desean morir, como en el llamado suicidio ampliado en depresiones con síntomas psicóticos y en dramas pasionales en los que el homicida-suicida presenta un trastorno mental generalmente del espectro depresivo, pero este tipo de personas poco tienen que ver con el prototipo de paciente suicida.
                 12. Mito:  Una persona que se va a suicidar no emite señales de lo que va a hacer.
                                  Muchos suicidas expresan con palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta lo que va a ocurrir.
                 13. Mito:  El suicida desea morir.
                                  El suicida está ambivalente, es decir desea morir si su vida continúa de la misma manera y desea vivir si se produjeran pequeños cambios en ella. Si se diagnostica oportunamente esta ambivalencia se puede inclinar la balanza hacia la opción de la vida.
                 14. Mito:  El que intenta el suicidio es un cobarde.
                                  Los que intentan el suicidio no son personas cobardes sino personas que sufren.
                 15. Mito:  El que intenta el suicidio es un valiente.
                                  Los que intentan el suicidio no son valientes ni cobardes, pues la valentía y la cobardía son atributos de la personalidad que no se cuantifican o miden según la cantidad de veces que uno se quita la vida o se la respeta.
                 16. Mito:  Sólo los pobres se suicidan.
                                  Las personas con condiciones socioeconómicas deprimidas son más proclives al suicidio por los estresores ambientales que han de soportar.
                 17. Mito:  Sólo los ricos se suicidan.
                                   El suicidio es una causa de muerte que se observa con mayor frecuencia entre los habitantes de países desarrollados que en países en subdesarrollo, pero ello está vinculado a otras muchas variables psicológicas vinculadas al estilo de vida que tenemos en los países desarrollados.
                 18. Mito:  Sólo los viejos se suicidan.
                                  Los ancianos realizan menos intentos de autodestrucción que los jóvenes.
                 19. Mito:  Los niños no se suicidan.
                                  Cuando un niño adquiere el concepto de muerte puede autolesionarse, de hecho, el acto suicida se da estas edades.
                 20. Mito:  Si se reta a un suicida no se matará.
                                  Retar al suicida es un acto irresponsable pues se está frente a una persona vulnerable, en situación de crisis cuyos mecanismos de adaptación han fracasado, predominando precisamente los deseos de autodestrucción.
                 21. Mito:  Cuando una depresión grave mejora ya no hay riesgo de suicidio.
                                  Casi la mitad de los que atravesaron por una crisis suicida y consumaron el suicidio lo llevaron a cabo dfurante los tres primeros meses tras la crisis emocional, cuando todos creían que el peligro había pasado. Ocurre que cuando la persona mejora, sus movimientos se hacen más ágiles, está en condiciones de llevar a vías de hecho las ideas suicidas que aún persisten, mientras que antes, debido a la inactividad e incapacidad de movimientos ágiles, no podía hacerlo.
                 22. Mito:  Los medios de comunicación no pueden contribuir a la prevención del suicidio.
                                  Los medios de comunicación pueden convertirse en un valioso aliado en la prevención del suicidio si enfocan correctamente la noticia sobre el tema y cumplen  las sugerencias de los suicidólogos sobre cómo difundirlas. 


Fuente:    Pérez Barrero (1996,2000).

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