EL PELIGRO DE LA “SUPERIORIDAD CONSPIRANOICA”
“Para llegar al conocimiento de la verdad sólo hay un camino: el de la humildad”. San Agustín.
Siempre he valorado y valoro a las personas que se atreven a preguntarse cosas, a cuestionar los paradigmas establecidos, a dudar hasta de su sombra.
Esas personas a veces han movido montañas y han generado corrientes renovadoras; a veces lo han pagado hasta con su vida.
Despertar o enfrentarse a una realidad distinta a la que siempre nos ha dado cobijo puede ser mágico y puede ser traumático.
Poner en tela de juicio nuestros dogmas y verdades es un ejercicio de valentía y nobleza.
Caminar apoyado en dos o tres certezas cargando un saco repleto de dudas es, en mi opinión, más sano y equilibrado que justo lo contrario.
Si reconocemos que a lo largo de la Historia siempre han existido élites gobernantes y poderes en la sombra que han regido el destino del ser humano, manipulando al mismo a través del miedo y de la ignorancia…
Si sabemos que en la actualidad esas élites conocen a la perfección la psique humana, la psicología social y colectiva, y que utilizan todo un ejército de psicólogos y sociólogos a su servicio…
Si constatamos a diario que el sistema educativo, los medios de comunicación y persuasión, la clase política en general, la industria del entretenimiento, la publicidad y el propio sistema económico someten de manera a veces sutil y subliminal a las personas, moldeando nuestras mentes, manipulándolas…
Entonces hemos de tener en cuenta a la hora de sentirnos “despiertos” con respecto a otros humanos todos estos condicionantes.
Considero que hay un punto de equilibrio en el cual hay que comprender que somos sometidos a una constante guerra psicológica que nos condiciona sobremanera desde la infancia y, al mismo tiempo, hay que admitir que todos tenemos en mayor o menor medida nuestro grado de responsabilidad a la hora de dudar, cuestionar y defender nuestra dignidad.
Todo esto viene a cuento porque muchas personas que tenemos y manejamos informaciones que van más allá de las que nos ofrece el sistema (la verdad del 11-S, los atentados y guerras de bandera falsa, la energía libre de Tesla, el asunto ovni y extraterrestre, HAARP, los chemtrails, viajes en el tiempo, la carrera espacial oculta, el dinero-deuda, el poder del sionismo, la creación artificial de polos opuestos, etc, etc, etc) a veces sentimos rabia, indignación e impotencia hacia las personas que consideramos “dormidas”.
Y dentro de los mil matices y escalas que caracterizan a los millones de almas que poblamos el planeta en estos cuerpos que Dios nos ha regalado, es peligroso insultar y vejar a los demás creyéndonos en posesión de la VERDAD.
Sin darnos cuenta podemos repetir la actitud contra la que luchamos. Arrogancia, soberbia y prepotencia pueden tendernos la trampa egomortal.
Por lo tanto yo no quiero sentirme exclusivo ni especial porque lea a un autor proscrito o porque intuya que una verdad oficial es mentira o porque tenga las pruebas de que nos engañan y ocultan información.
Cuidado con salvar al mundo y al prójimo si, al menos en paralelo, no has iniciado tu propia salvación.
Luchemos, leamos, hablemos, salgamos a la calle, juguemos contra el poder…hagamos lo que sintamos en nuestro corazón.
Sólo digo que estemos alerta porque cuando uno menos se lo espera cae en un auténtico AUTO MK-ULTRA.
A veces me enfado con la gente, a veces me estrello contra un muro, a veces me desespero…pero trato de sentirme bien con mis “verdades” y si puedo dispuesto a cambiarlas.
Respeto tu trabajo, guerrero de la luz y por la verdad…te respeto absolutamente si eres HUMILDE.
JMRSalinas
1 comentario:
Y es tan fácil ver cuando alguien intenta cambiar la "verdad" impuesta por una "verdad" propia. El sólo hecho de poder plantear una "verdad" como absoluta te hace caer en la mismísima ignorancia, pasando, como bien dices, por la arrogancia y la soberbia.
Hay tantos matices como personas, hay tantas perspectivas como reflexiones. Si dialogamos con la "verdad" en la boca no habrá un entendimiento que nos saque del bucle en el que vivimos.
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