10 junio 2019

Los Zoológicos, esos campos de concentración asumidos por toda la sociedad. Si hay argumentos conservacionistas para que existan al menos que reúnan las condiciones mínimas de dignidad y espacio y eso conllevaría la desaparición de la mayoría de los zoos y la reforma parcial o integral de los que quedasen. ¿A alguien en su sano juicio le parece normal que los delfines que recorren 100 km al día se vean confinados durante décadas en una pecera como la del Zoo de Madrid?



Los delfines del zoo de Madrid, bajo la sombra del maltrato

El Seprona acepta una denuncia basada en un informe veterinario sobre el estado de nueve cetáceos


Viernes por la tarde en el Zoo Aquarium de Madrid. Tres monitores en trajes de neopreno se mueven al ritmo de la música mientras una voz femenina narra por megafonía las delicias de los delfines. Lo listos que son. Cómo se mueven. Su anatomía. Su eterna sonrisa. Los peligros que les acechan en el exterior. Entonces la voz pide silencio. "¿Lo oís?". Los sonidos agudos que emiten los animales provocan el aplauso de los niños acompañados por sus padres. Los delfines son graciosos. Divertidos. La voz femenina sigue con su explicación acerca de la “inteligencia extraordinaria” de los nueve animales.

Tras una hora de espectáculo, se apaga la música. La voz despide a los visitantes y los delfines se sumergen en su piscina semicircular, donde viven las 24 horas del día. Los delfines se retiran con su eterna sonrisa. Pero aunque estén tristes, no lo parecerán: un informe veterinario presentado como denuncia al Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil concluye que los nuevos delfines del zoo de Madrid están enfermos, sufren problemas oculares y dos de ellos (Laia y Guarina) tienen lesiones cutáneas.



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