08 febrero 2016

El neoliberalismo extremo fue el caldo de cultivo que provocó que el pueblo alemán apoyara a Hitler. Las durísimas condiciones para Alemania tras el Tratado de Versalles fueron causa de las enormes subidas de precios y esas duras exigencias se retiraron cuando así lo decidió EEUU. ¿Sería para apoyar bajo cuerda a Hitler?


Este artículo cuestiona la tesis tan extendida de que la elección de Hitler en Alemania se debió a la hiperinflación, argumento que utiliza constantemente el gobierno alemán para justificar sus políticas de austeridad. El artículo muestra que fueron precisamente las políticas de austeridad​ que llevó a cabo el gobierno alemán en el periodo 1930-1932​​, y no la hiperinflación, las que llevaron al crecimiento del nazismo y la victoria de Hitler. Finalmente, el artículo señala que los paralelismos con la situación de hoy son sumamente preocupantes. 
Una de las razones expuestas con mayor frecuencia para explicar el gran compromiso que el gobierno alemán tiene con las políticas de austeridad y con la rectitud fiscal (exigiendo la eliminación del déficit público en las cuentas del Estado) es el gran temor que el Estado alemán ha tenido históricamente a la inflación, pues se asume que el hecho de que el Partido Nazi ganara las elecciones se debió precisamente al enorme crecimiento de esta, que provocó como respuesta un movimiento de protesta popular, con el crecimiento del nazismo, poniendo a Adolph Hitler en el poder. En esta explicación se asumen varios hechos. Uno, que la supuesta expansión del gasto público y el déficit público había sido la causa del enorme crecimiento de la inflación o hiperinflación. Y dos, que esta última había sido la causa del enfado popular responsable de la victoria electoral del nazismo en Alemania.

Tal explicación está ampliamente generalizada y se utiliza constantemente, no solo por el establishment político-mediático alemán, sino por un gran número de economistas neoliberales que intentan justificar el énfasis del gobierno alemán en la aplicación de tales políticas de austeridad en todos los países de la Eurozona utilizando dicho argumento.

Esta explicación, sin embargo, no se ajusta a la realidad histórica, pues ninguno de los supuestos enunciados al principio son ciertos. Ni el déficit público ni la presunta expansión del gasto público, incluyendo el gasto público social, fueron las causas de la hiperinflación, ni tal hiperinflación fue la razón de que el nazismo creciera, llegando a gobernar Alemania. La hiperinflación fue debida primordialmente a la masiva impresión de moneda por el Estado alemán para poder pagar las reparaciones a los aliados que habían ganado la I Guerra Mundial. Y esta hiperinflación (1921-1923) no fue lo que determinó el crecimiento del Partido Nazi, como ya se ha mencionado, sino que lo fueron las políticas de austeridad (1930-1932), cuando la hiperinflación ya había sido eliminada, y las políticas encaminadas a reducir los salarios (que deterioraron el mercado de trabajo) que llevó a cabo el gobierno de la República alemana, las cuales, tal como ha ocurrido ahora, generaron la protesta popular que llevó al nazismo al poder en el año 1933. Por tanto, no fue la hiperinflación –que ya no existía cuando Hitler fue elegido-, sino las políticas de austeridad (que hoy se definirían como “neoliberales”) las que causaron el surgimiento del nazismo. En realidad, es más que preocupante ver los paralelismos que existen entre la aplicación de tales políticas en los años treinta en la República de Weimar y sus consecuencias, incluyendo la pérdida de apoyo popular de las instituciones democráticas y el surgimiento del nazismo, y lo que está ocurriendo ahora, cuando hay un crecimiento de partidos de ideología fascista y nazi en Europa, consecuencia de la aplicación de políticas semejantes. La historia se reproduce casi un siglo más tarde.

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