29 mayo 2011

MARINALEDA (SEVILLA): UN OASIS DE DEMOCRACIA REAL





DEMOCRACIA SOCIAL

Y mientras luchábamos por la tierra, por la industria, por el empleo, nos dimos cuenta que había otros derechos elementales que había que conseguir. Y la primera necesidad que detectamos fue la falta de viviendas pero también nos dimos cuenta que nuestros ancianos no tenían un lugar donde estar después de tantos años de sufrimiento y escoceses, tampoco había consultorio médico, ni guardería infantil, ni instalaciones deportivas y las calles estaban sin asfaltar y apenas sin luz...  
Por Democracia Social entendemos el acceso a todos los bienestares sin límites de la totalidad de los habitantes de nuestro pueblo. Siempre hemos pensado que la libertad sin igualdad no es nada y la democracia sin bienestares concretos para la gente concreta es una palabra vacía y un engaño para hacer creer a la gente que es parte de un proyecto cuando realmente no se cuenta con esa gente para nada.  
Nos parecía que en este campo no había que tener límites. Que los bienestares colectivos deben soñarse por el pueblo y deben convertirse más adelante con lucha en realidad porque ninguna de las aspiraciones populares por aparentemente inalcanzable que parezca puede ser negada ni en el pensamiento ni en la acción por la izquierda si ésta es auténticamente revolucionaria.  
Así que nos pusimos a conquistar todas y cada una de aquellas cosas que a simple vista nos faltaban.
Los bienestares colectivos no pueden tener límite, y constituyen la esencia de la democracia porque es posibilitar los derechos elementales que mucha gente, sobre todo los más empobrecidos carecen.

No hay proyecto de izquierdas sin participación directa del pueblo, desde un principio no queríamos que la gente fuera a votar una vez cada 4 años sino a participar todos los días en todos los asuntos que repercutieran en su vida.
 
De esta forma se crearon las asambleas, tanto generales como las asambleas de barrio, en las que el pueblo participaría directamente así como en la elaboración y aprobación de presupuestos y todo lo relacionado con el pueblo.
Cada año en unas cartulinas colgadas de un atril explicamos el presupuesto de ingresos y de gastos del ayuntamiento. Recorremos para ello los barrios y calles de nuestra localidad y en ella los vecinos discuten qué les parece bien y qué les parece mal y las rectificaciones que deberían hacerse.
Por supuesto en cada reunión por barrios los vecinos añaden aquellas reivindicaciones que consideran prioritarias en el sitio donde estamos celebrando la asamblea o dentro de la localidad de Marinaleda.
Terminado el recorrido por barrio se hace una asamblea general en el que con las propuestas de los diferentes grupos hacemos un balance final y con voz y voto de los vecinos se aprueba o se rechaza el presupuesto.


Cada año en unas cartulinas colgadas de un atril explicamos el presupuesto de ingresos y de gastos del ayuntamiento. Recorremos para ello los barrios y calles de nuestra localidad y en ella los vecinos discuten qué les parece bien y qué les parece mal y las rectificaciones que deberían hacerse.
Por supuesto en cada reunión por barrios los vecinos añaden aquellas reivindicaciones que consideran prioritarias en el sitio donde estamos celebrando la asamblea o dentro de la localidad de Marinaleda.
Terminado el rcorrido por barrio se hace una asamblea general en el que con las propuestas de los diferentes grupos hacemos un balance final y con voz y voto de los vecinos se aprueba o rechaza el presupuesto.

El poder no es neutro

En una sociedad dividida en clases sociales, en ricos y en pobres, en explotadores y explotados creer que el poder es neutro es una tremenda ingenuidad y por eso cuando en el año 79 nos presentamos a las elecciones municipales pensamos que teníamos que dar a lugar un poder de clase, un poder que se comprometiera hasta las ultimas consecuencias con los trabajadores con los que menos tenían, con los que le habían robado hasta la palabra. 
Por tanto nos dimos cuenta que teníamos que poner de pie un poder contra el poder, UN CONTRAPODER que supiera oponerse a los muchos poderes que tenía la burguesía y que desgraciadamente sigue teniendo en la lucha por alcanzar los derechos que a los jornaleros siempre se nos habían negado.
 Pusimos en marcha un poder municipal que fuera a ocupar tierra con los jornaleros, que reclamara viviendas o que se enfrentara a la Unión Europea (UE) cuando dictaba normas que favorecían a la burguesía terrateniente pero que dejaban a los parados del mundo rural convertidos en auténtico desperdicios sociales. 
También teníamos que enfrentarnos al gobierno central o a la Junta de Andalucía cada vez que nos negaban derechos elementales o nos ponían para callarnos la boca limosnas y mentiras como único sustento en nuestras vidas.
 Por eso que nuestro ayuntamiento ha sido una herramienta política de primera magnitud a la hora de luchar por la tierra y a la hora de conseguirla. Por eso que no nos diera miedo construir viviendas, tantas cuanto fueran necesarias para que los obreros y los hijos de los obreros tuvieran asegurado un techo y por eso que ahora tampoco nos de miedo tener como objetivo el pleno empleo que es justo lo contrario de lo que tiene en mente el imperialismo para esta zona del planeta.  
Y porque sabíamos que el poder no era neutro nos dimos cuenta que necesitábamos de la gente para que tuviera la fuerza necesaria ese poder frente al inmenso poder de la burguesía representado por el Estado, por los grandes terratenientes o la Unión Europea.


El derecho a la vivienda, art. 47 de la Constitución (que por cierto, aquí no votamos porque teníamos detenidos en la cárcel algunos dirigentes por reclamar dinero para el antiguo Empleo Comunitario) dice que todo ciudadano tiene derecho a una vivienda digna y también ese derecho lo reconoce la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sin embargo, ese derecho no se cumple para muchos andaluces y tampoco se cumplía para muchos jornaleros de nuestro pueblo.  
Así que nos movilizamos porque pensamos que el derecho a la vivienda es incluso más vital que el derecho al trabajo porque es tener o no tener un lugar donde al menos poder aguantar la dureza de la que siempre son víctimas los empobrecidos.


El derecho a la vivienda, art. 47 de la Constitución (que por cierto, aquí no votamos porque teníamos detenidos en la cárcel algunos dirigentes por reclamar dinero para el antiguo Empleo Comunitario) dice que todo ciudadano tiene derecho a una vivienda digna y también ese derecho lo reconoce la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sin embargo, ese derecho no se cumple para muchos andaluces y tampoco se cumplía para muchos jornaleros de nuestro pueblo.  
Así que nos movilizamos porque pensamos que el derecho a la vivienda es incluso más vital que el derecho al trabajo porque es tener o no tener un lugar donde al menos poder aguantar la dureza de la que siempre son víctimas los empobrecidos.
      
¿Qué podíamos hacer?
  Lo primero era conseguir suelo. Así que primero expropiamos y luego municipalizamos miles de metros en los alrededores de nuestro municipio. Una vez que tuvimos suelo nos pusimos a reivindicar ante el Gobierno Central y el Autonómico dinero para hacer viviendas.
  • El suelo, una vez municipalizado, se lo cedemos gratuito al autoconstructor.
• También le cedemos los materiales que se consiguen con convenios con la junta de Andalucía y obras del P.E.R. (Plan de Empleo Rural).
  • También le cedemos gratuitamente varios albañiles para que dirijan las obras.
  • El proyecto técnico de las viviendas lo realizan los arquitectos que también es gratuito. En este proyecto pueden participar activamente los autoconstructores para rectificar o modificar aquellas cosas que mejoren sus viviendas.  
• Por último el autoconstructor reunido en asamblea decide colectivamente el precio de lo que va a pagar al mes por una vivienda que será luego de su propiedad. Las últimas viviendas tienen fijado una cuota de 2.500 ptas. mes (15€).  
La realización de esta vivienda se hace de manera autogestionada y asamblearia. Los autoconstructores se reúnen una o dos veces al mes para tratar de las normas y la marcha de los trabajos que se están realizando o para en un momento determinado, una vez puesto en marcha el proyecto, modificarlo porque en la realidad no resulta conveniente lo que estaba dibujado en el papel.
Las viviendas tienen 3 habitaciones, cuarto de baño y un patio de 100 m 2 que permiten, si el autoconstructor así lo desea, aumentar el número de metros construidos ya que previamente los proyectos de viviendas están adecuados a estas futuras ampliaciones.


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